Mi segundo artículo es sobre el Renault 5 Copa.
Aparecido en la revista Clásicos Exclusivos número 25.
Las fotos igual que en el otro no son las del reportaje.
Renault 5 Copa (atmosférico):
En enero de 1972, Renault decide lanzar al mercado el R-5, buscando la formula de un pequeño utilitario ágil y con facilidad para desenvolverse por el creciente tráfico de las grandes ciudades, pero a la vez que tuviera cierta capacidad rutera y con el mismo confort que una berlina de clase media.
Todo empieza años antes, en 1967, cuando Pierre Dreyfus, presidente y director de la Régie-Renault, reunido con Yves Georges y Bernard Hanon, directivos de la marca, convencen al primero para iniciar un proyecto sobre un automóvil de pequeño tamaño, que no venga a remplazar a ningún vehículo de la gama y que agrade en especial al público femenino y a la juventud. Ahí es donde nace el proyecto 122, lo que posteriormente será el futuro Renault 5.
La idea sobre el diseño del coche recae sobre Michel Boué, quien tomando como base una fotografía de un Renault 4, traza lo que serán las líneas principales del futuro R5. Decir como curiosidad que su creador no vio nacer el vehículo, al morir prematuramente con 35 años en 1972, poco tiempo antes de la presentación del modelo.
Este modelo técnicamente se parecía mucho al Renault 4, a excepción del uso de un chasis autoportante en lugar de uno de plataforma y por la utilización de motores sierra del 4L (para la versión L) y del R8 (versión TL). Otra de las principales novedades del modelo era la de los parachoques de plástico, novedad mundial en la época, sustituyendo a los de metal que los demás modelos de entonces equipaban y consiguiendo una mejor absorción de impactos y pequeños golpes.
En 1977, después de 5 años y tras más de 235.000 R5 fabricados, sale al mercado el Renault 5 Copa, la variante española del R5 Alpine de nuestros vecinos franceses, a la vez que desaparecía también la variante más básica del modelo, el 950.
Este modelo también venia a reemplazar al ya desfasado Renault 8 TS en las copas de promoción Renault y que tanto espectáculo daban en los circuitos de nuestra geografía. Cabe decir que se pasó de correr con un “todo-atrás” como eran los R8, para hacerlo con un “todo-delante”, con todo lo que ello comportaba, pero esto no hizo que las copas de promoción perdieran un ápice de espectacularidad y que los R5 Copa siguieran despertando el mismo interés que su hermano el 8TS.
Este modelo, algo más espartano que su homologo francés, equipa un grupo de mejoras respecto al R5 “de calle” como eran modificaciones en el bastidor, el faldón delantero y una serie de cambios que a continuación detallaremos.
Con un peso de tan solo 850 kg y una muy buena solidez en su chasis se consigue, con un bloque motor de 1397 c.c. (exactamente el mismo que el del R12 TS del 76 pero con culata hemisférica de aluminio) un coche con 93 CV, con mucha fuerza, velocidad (unos 170 km/h) y muy buenas recuperaciones gracias a su caja de cambios de 5 velocidades. Dicha caja de cambios, también difiere del modelo francés con un grupo más corto que la de éste (4,125 el español por 3,875 del francés) y los desarrollos de cambio son más que correctos.
Sus mejoras en el bastidor constaban en barras de torsión de la suspensión delantera y trasera con un mayor grosor respecto a los modelos normales y de barras estabilizadoras en los dos ejes, también de mayor grosor y con lo que se reduce el balanceo del vehículo. Con todo esto unido a unos amortiguadores de mayor firmeza, se consigue una más que buena estabilidad en tramos virados.
Uno de los apartados a mejorar hubiese sido el de los frenos, que pese a contener suficientemente el coche, no se entiende que no fuese equipado de discos delanteros y traseros, saliendo de fábrica con exactamente los mismos frenos que el modelo TS de disco delantero y tambor trasero. Esta deficiencia fue paliada en el modelo que fabricado para correr en la Copa, equipado ya de discos ventilados delanteros y discos macizos traseros.
Otro de los cambios importantes, lo encontramos en el interior del coche, en cuanto al marcador dotado con marcadores de temperatura del agua, presión de aceite, carga de batería y en las primeras unidades también la temperatura del aceite). La consola central también fue cambiada al igual que los asientos, aunque esto más adelante.
Su dirección de cremallera, bastante precisa y equipa unos neumáticos de serie con medidas 155/70 R13 de 5,5” de ancho y con los que no tendremos mayor problema para girar sus 3 vueltas y media de volante, cosa que cambia si equipamos una medida diferente a la original, haciendo que la dirección se vuelva bastante más pesada.
Durante la fabricación del modelo se van subsanando errores y defectos como el del travesaño delantero, que no digería bien los fuertes apoyos del motor, cosa solucionada en 1979 con un puente que servía de apoyo a la barra del selector. Son remplazados también los asientos por los de tipo pétalo como ya se ha dicho con anterioridad. En cuanto al cuadro desaparece la temperatura del aceite.
En 1981, también es remplazado el carburador Webber 32 DIR 58T por un Webber 32 DIR 97 y al año siguiente las relaciones del cambio pasan a ser más cortas en la 2ª y la 3ª marcha respectivamente.
Este modelo a lo largo de su vida activa, entre 1977 y 1982, en la que se comercializaron unas 1905 unidades aproximadamente, tan solo se vendió en los colores blanco, amarillo y naranja, todos ellos con el capó en negro mate. Su precio en la época oscilaba desde las 489.562 pesetas del año 77 a las 779.884 pesetas del año 82, año en que se dejó de fabricar, para dar pasó a su sucesor, el Copa Turbo.
Prueba:
El Renault 5 es uno de esos coches que caen graciosos a casi todo el mundo, quizá por su tamaño, por sus redondeadas formas o por su frontal que parece sonreírnos burlonamente.
Echándole un vistazo exterior, para alguien que no entienda en exceso de coches, le puede dar la impresión de no ser un vehículo rápido, ni si quiera de tener más de 45 cv, pero nada más equivocado… por que se puede decir, que es un lobo con piel de cordero.
Cuando te sientas en él, te invade esa misma sensación que se tiene al estar sentado en un kart de competición, todo muy pequeño y ajustado, pero lo suficientemente amplio para acomodarse lo necesario para conducir (o pilotar, dependiendo de la situación). Enciendo el motor, siguiendo el ritual de calentar el motor durante algunos minutos y mientras voy acelerando progresivamente para poder deleitarme con el bramido de su motor y el sonido de metralleta de su escape. Suena perfecto y no es de extrañar, ya que estamos ante un espléndido ejemplar de R5 Copa del año 82, que su propietario restauró minuciosamente sin dejar ningún detalle en el olvido.
Arrancamos, con su dueño Albert, dándonos los últimos consejos sobre el comportamiento del coche y lo divertido de su conducción, cosa que más adelante podré apreciar.
Después de cruzar la bonita población gerundense de Quart, puedo comprobar que es un vehículo que se desenvuelve con bastante soltura y nervio entre el tránsito actual y que nada tiene que envidiar –excepto, quizá, en equipamiento- a los pequeños monovolúmenes que transitan por nuestras ciudades.
Nos adentramos en Montnegre, carretera revirada que transcurre por el macizo de las Gabarres, para dirigirnos a una ermita semi abandonada que había hecho las veces de restaurante tiempo atrás.
Vienen las primeras curvas y puedo empezar a comprobar lo juguetón que se muestra el pequeño coche entendiendo a la perfección el porqué de su apellido: Copa.
Con su nervioso motor se desenvuelve por la carretera como si hubiese sido diseñado únicamente para circular por curvas, sube rápido de vueltas teniendo su zona “divertida” entre las 2000 y las 6000 r.p.m. Posee un cambio rápido y preciso siempre y cuando se le tenga un poco cogida la medida y éste a su vez se encuentre en buen estado, como es en nuestro caso, del resto, se ocupa el buen escalonamiento de las marchas que hará que recuperemos bien en pocos metros. De nuevo me viene a la mente un kart. Caigo en la cuenta que pese a no haber conducido nunca antes un Renault 5 Copa -lo más parecido ha sido algún paseo en Renault 7, que nada tiene que ver- es un coche fácil de manejar y de hacerse con él y sin la necesidad de tener una gran pericia al volante para sacarle el máximo rendimiento.
Pongo a prueba sus frenos antes de tomar la primera curva cerrada, respondiendo bien en conjunto, aunque echando de menos los discos traseros. Su dueño me comenta que los tambores traseros tienen el defecto de dejarse regular con facilidad, pero descompensándose fácilmente, con el lógico problema de una frenada mal repartida, teniendo que estar muy encima de ellos para que no fallen.
Revisando con su dueño el impoluto motor -cuidado con exquisita dedicación y mimo - éste nos comenta los problemas de pequeñas pérdidas de líquidos y de sustitución de juntas que son bastante recomendables llevar al día, ya que, aunque males menores, suelen ser pequeños detalles que pueden echar al traste una excelente restauración, como la de este ejemplar y siendo un coche para el que no es difícil encontrar hoy en día recambio, vale la pena solucionar estos pequeños problemillas.
Modelo Probado:
Renault 5 Copa atmosférico (A)
Año: 1982 (9/7/82)
Motor: tipo 840. Explosión
Cilindrada: 4cil. 1397c.c.
Potencia Fiscal: 10,73
Cv: 93 DIN
Carburador: Webber 32 DIR 97
Tara: 850
PMA: 1250
Ruedas: 155/70x330
Anchura: 1525cm
Vía anterior/posterior: 1294/1270
Longitud: 3558
Fotos:
(el vehículo de las fotos se encuentra a la venta en http://www.foro.pieldetoro.net/foros/showthread.php?t=126075&highlight=renault+copa )
(el vehículo de las fotos se encuentra a la venta en http://www.foro.pieldetoro.net/foros/showthread.php?t=126075&highlight=renault+copa )
La prueba de la revista autopista en la página de Pieldetoro:
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